lunes, 31 de diciembre de 2012

¿Por qué se dice «restriego» en vez de «restrego»?

La Esquina del Idioma
Piedad Villavicencio Bellolio
La forma «restriego» viene del verbo irregular «restregar», que significa ‘frotar para dar calor, suavidad o limpieza’. 

«Restregar» se conjuga como «acertar». Su raíz o lexema es restreg-.

Recordemos que son irregulares los verbos que no siguen los modelos de conjugación propuestos o cuyos lexemas o desinencias sufren cambios.

No se consideran irregularidades las variaciones ortográficas que no implican alteraciones fónicas.

En la conjugación del verbo «restregar» la irregularidad se presenta en la diptongación (unión de dos vocales) de las formas cuya raíz tiene acento prosódico. En estos casos la raíz restreg- cambia a restrieg-: restriego, restriegas, restriegan... En los ejemplos que preceden, cáptese que la fuerza de voz está en la penúltima sílaba, justamente en la raíz.

Las raíces que tienen pronunciación átona no sufren modificaciones: restregué, restregamos, restregábamos... En este grupo la intensidad de la articulación cae, de manera respectiva, en las sílabas última, penúltima y antepenúltima, sin afectar la raíz.

Interiorícese que restregar es verbo irregular. Por lo tanto, no se recomiendan las formas no diptongadas que suelen registrarse en el habla popular o coloquial: Se restrega los ojos. Restregue bien la ropa. Lo apropiado es: Se restriega los ojos. Restriegue bien la ropa.

Las recomendaciones anteriores también son válidas para el verbo estregar.

¿Se escribe así la voz «quemimportismo»?
En la pronunciación rápida suele eliminarse un sonido (síncopa), así como se indica en la consulta, pero en la escritura deben constar todos sus elementos: «quemeimportismo».

Cáptese que el sustantivo «quemeimportismo» está estructurado por los siguientes componentes: que + me + importar + -ismo.

De los elementos anteriores surgió su significado: ‘actitud de indiferencia o apatía ante cualquier asunto o circunstancia’. Es decir, la persona con quemeimportismo no tiene inclinación ni rechazo hacia alguien o algo (no le importa nada). 

El sustantivo «quemeimportismo» ingresó al diccionario académico en el 2001. Está registrado como coloquialismo de uso ecuatoriano.

Nombres genéricos de los medicamentos
Los nombres de los medicamentos genéricos son comunes, por lo tanto deben escribirse con minúscula: El omeprazol y la ranitidina protegen el estómago. La penicilina es un potente antibiótico.

Se escriben con mayúscula inicial los nombres comerciales de los medicamentos (los registrados o marcas), pues son sustantivos propios: Dos pastillas de Panadol (paracetamol) alivian la jaqueca. El medicamento Zantac contiene ranitidina.


FUENTES: DICCIONARIO DE LA LENGUA ESPAÑOLA (2001), DICCIONARIO PANHISPÁNICO DE DUDAS (2005) Y NUEVA GRAMÁTICA DE LA LENGUA ESPAÑOLA (2010), DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA Y LA ASOCIACIÓN DE ACADEMIAS DE LA LENGUA ESPAÑOLA.

Pintura de: Robin Cheers, tomada del blog A Painter's Journal 
Texto tomado de: La Esquina del Idioma Diario eluniverso.com 
Guayaquil, Ecuador

sábado, 29 de diciembre de 2012

¿Le pegué o lo pegué?

Gazapos y tropezones
Manuel Corrales Pascual
De la Academia de la Lengua
Cuando, por ejemplo, un quiteño conversa con un madrileño, se queda perplejo por el uso que este último hace de ciertos elementos de la lengua común a ambos (el español). El quiteño le pregunta, a propósito de un suceso que ambos conocen: "¿Y qué le hicieron al malandrín?". Y el madrileño le responde: "Pues los vecinos lo agarraron y LO pegaron fuertes golpes". He escrito deliberadamente ese LO con mayúsculas porque es lo que causó perplejidad en nuestro paisano. La obvia pregunta es esta: ¿es correcto ese lo de "lo pegaron"? Un quiteño, y un ecuatoriano en general, dirían y escribirían "le pegaron fuertes golpes". En este caso, los ecuatorianos llevamos la razón; es decir, usamos correctamente el pronombre átono le (pronombre "clítico" le llama la Ortografía académica, y pronombre "conjuntivo" lo denominan ciertos lingüistas). El problema es fundamentalmente sintáctico: las palabras y sus funciones sintácticas en la oración gramatical.

Analicemos brevemente la oración "Los vecinos le pegaron fuertes golpes". Es decir: preguntemos por el sujeto, el tipo de verbo y por los complementos del verbo. El sujeto de esta oración es Los vecinos. El verbo es pegaron. Y este verbo lleva dos complementos: un complemento directo que es fuertes golpes y un complemento indirecto que es le. Recordemos, por si acaso, que los verbos transitivos son aquellos que llevan, o suelen llevar, un complemento directo: "Los patriotas honran a su patria", "El mensajero trajo unos periódicos", "¿Oíste la noticia?", etc., etc. Pero a veces, van también acompañados estos verbos transitivos de un complemento indirecto, llamado por otros gramáticos complemento de interés, o también complemento de daño o provecho… Es, para entendernos, la persona o cosa que recibe el daño o provecho del complemento directo. Explicaré un poco más esto, y lo ejemplificaré, en próxima entrega. 

Dibujo de: Ami Plasse, tomada del blog Ami Underground 
Texto tomado de: Gazapos y tropezones 
Quito, Ecuador

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Leísmo, laísmo, loísmo

Gazapos y tropezones
Manuel Corrales Pascual
De la Academia de la Lengua
¿Le vi? ¿Lo vi? o, referido a nombres femeninos: ¿le vi?, ¿la vi? He ahí el problema. Ya lo traté hace tiempo en esta columna de Gazapos y tropezones. El asunto no compete tanto a la ortografía cuanto a la sintaxis (nos referimos, naturalmente a la sintaxis correcta). El tema técnico es el de los pronombres átonos de 3.ª persona. Desde el punto de vista ortográfico, la nueva Ortografía académica nos habla de ellos en el capítulo 5.º, epígrafe 2.1.4. titulado "Formas verbales con pronombres clíticos" (p. 529). La palabra "clítico" puede resultar un poco rara a ciertos lectores. El texto académico sale al paso de esta perplejidad de la manera siguiente: "El término clítico alude, en sentido amplio, a aquellos elementos átonos que carecen de independencia prosódica y, en consecuencia, conforman una unidad acentual con la palabra tónica contigua" (p. 529). Tratemos de aclarar un poco esta cita académica: una palabra átona es aquella que no tiene acento, y consiguientemente para que su pronunciación sea posible necesita el apoyo de otra palabra (esta otra palabra es tónica, es decir, acentuada). Los pronombres me, te, se, nos, lo, la, le, los, las, les son átonos. Decimos y escribimos me llevas, te fuiste, se cayó, nos dieron, lo hice, la quiero, le quitaron sus bienes, los expulsaron, las venden, les caen bien los simpáticos, etc., etc. Todos estos pronombres siempre se usan acompañados de una palabra tónica (generalmente una forma verbal, como acabamos de ver en los ejemplos. Si alguien me pregunta: "¿Viste a fulano?" No contestamos solamente "lo", sino que decimos (por ejemplo) "lo vi" o "sí, lo vi". Es decir: que siempre usamos el pronombre átono "lo" con el apoyo de la forma verbal "vi" (o de otro verbo, según el contenido del mensaje). Continuaremos con este tema.

Dibujo de: Ami Plasse, tomada del blog Ami Underground 
Texto tomado de: Gazapos y tropezones 
Quito, Ecuador

domingo, 23 de diciembre de 2012

¿Se dice hummus e hierbabuena o hummus y hierbabuena?

La Esquina del Idioma
Piedad Villavicencio Bellolio
Consulta: Me surge la inquietud de saber si se escribe «hummus y hierbabuena» o «hummus e hierbabuena». Siempre he escrito «salud e higiene» y no sé si he estado utilizando mal la e. (Johanna Bajaña).

RespuestaLa «y» toma la forma de «e» ante palabras que comienzan por el fonema o sonido /i/, como en estas frases: sedas e hilos, Pedro e Ignacio, Carlos e Hilario, salud e higiene, hierro e imán.

En estos casos la conjunción «y» cambia a «e» para evitar la cacofonía que se produce cuando se encuentran dos sonidos iguales: ...y hilos, ...y Ignacio, ...y Hilario, ...y higiene, ...y imán.

Se mantiene la «y» cuando el término que sigue a la conjunción empieza por un diptongo con sonido /i/ + otra vocal; por ejemplo: perejil y hierbaluisa, liberan y hieren, soda y hielo, oxígeno y ionósfera, hummus y hierbabuena. Pero si las secuencias vocálicas (io, ia) se articulan como hiato, la conjunción copulativa también se puede usar como «e». De ahí que son válidas las formas «atmósfera y ionósfera» y «atmósfera e ionósfera», también «diptongo y hiato» y «diptongo e hiato». No se recomienda «hummus e hierbabuena», porque en «hierbabuena» hay un diptongo.

En la Ortografía de la lengua española (2010) consta que este fenómeno se da por razones fónicas, no gráficas. De ahí que lo que determina el uso de «y» o «e» es la pronunciación y no la grafía o escritura. De esta manera, la conjunción copulativa cambia a «e» cuando precede a cualquier palabra que comienza con el sonido /i/, aunque por ser un extranjerismo se escriba con i- o hi-, como el caso de «las regiones de Dumfries e East Anglia» y «cartas e e-mails», pues «East» se pronuncia con /i/ inicial, lo mismo ocurre con «e-mail».

Se mantiene la «y» si la palabra extranjera empieza con un sonido /i/ aunque gráficamente comience con i- o hi-: Morgan y Hillary, hoteles Oro Verde y Hilton Colón, ya que en este tipo de vocablos la letra /h/ no es muda sino que tiene articulación aspirada: [jílary, jílton]

¿Lcda. o Lic.?
Las dos abreviaturas son válidas para escribir el título de licenciada; pero la forma Lic. es ambigua pues se usa con los dos géneros gramaticales (masculino y femenino): Lic. Juan Cobos, Lic. Mercedes Salem. En cambio, la abreviatura Lcda. puntualiza o especifica que el nombre al que se refiere pertenece a una persona del sexo femenino: Lcda. Margarita Alulema.

Aunque no hay restricciones con el uso de una u otra forma, conviene emplear la abreviatura que marca el género femenino o el masculino cuando el nombre de persona identifica a individuos de uno u otro sexo, como José María, Cruz, Asunción, Trinidad, Alexis, Guadalupe, Jesús, etcétera.

Recuérdese que por ser abreviatura lleva punto, y se escribe con inicial mayúscula porque corresponde a una fórmula de tratamiento.


FUENTES: DICCIONARIO PANHISPÁNICO DE DUDAS (2005) Y ORTOGRAFÍA DE LA LENGUA ESPAÑOLA (2010), DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA Y LA ASOCIACIÓN DE ACADEMIAS DE LA LENGUA ESPAÑOLA.

Pintura de: Karin Jurick, tomada del blog A Painting Today
Texto tomado de: La Esquina del Idioma Diario eluniverso.com
Guayaquil, Ecuador

viernes, 21 de diciembre de 2012

Locuciones nominales

Gazapos y tropezones
Manuel Corrales Pascual
De la Academia de la Lengua
Nos hemos referido en entregas anteriores a locuciones latinas adverbiales o adjetivales. Pero también las hay "nominales": las usamos como equivalentes de un nombre. Ahí van los ejemplos más usuales: alter ego: otro yo. La usamos para referirnos a la persona en quien otra tiene absoluta confianza y, por ello, puede hacer sus veces sin restricción alguna. Ejemplo: "Durante mi ausencia, queda de jefe fulanito, que es mi alter ego". Casus bell: caso o motivo de guerra, motivo que desencadena un conflicto. Currículum vítæ: traducción literal: carrera de la vida. Documento en el que constan las actividades profesionales, laborales y los méritos de una persona. Se va imponiendo en nuestro medio el término hispánico equivalente "Hoja de Vida". Delírium trémens: literalmente "delirio tembloroso". Con esta locución queremos significar el síndrome de abstinencia que sufren los alcohólicos crónicos. Se caracteriza este síndrome por un delirio acompañado de temblores y alucinaciones.

Deus ex máchina: literalmente "dios -bajado al escenario en una representación teatral- por medio de una máquina". Nos referimos con esta locución a la persona o situación que, dentro de una obra de ficción, resuelve de modo inesperado y, por lo común, inverosímil, una situación difícil o que ha llegado a un punto muerto. También, en general, nos referimos a la persona o cosa capaz de resolver con facilidad una situación crítica. Hórror vacui: literalmente "horror al vacío". No solo en arte, sino también en general, usamos la locución para significar la tendencia a llenar todos los espacios con elementos decorativos. Lapsus cálami: "error de la pluma", error involuntario cometido al escribir. Lapsus linguæ: "error de la lengua", error involuntario al hablar. Modus operandi: "modo de obrar o actuar". Modo normalizado de hacer las cosas. Peccata minuta: "pecados mínimos", cosas sin importancia.

Dibujo de: Monica Cid, tomada del blog Monica Cid - Cadernos
Texto tomado de: Gazapos y tropezones 
 
Quito, Ecuador


domingo, 16 de diciembre de 2012

En «todos» y «los» están implícitos los dos géneros

La Esquina del Idioma
Piedad Villavicencio Bellolio
Consulta: ¿Será necesario decir todos y todas, los y las? Al señalar todos, ¿no nos estamos refiriendo a personas de ambos sexos? (Héctor Cedillo Encalada; Loja, Ecuador).

Respuesta: Desde el punto de vista gramatical, las palabras de género masculino que designan seres animados no se emplean únicamente para mencionar a las personas o animales del sexo masculino, sino que se aplican también para referirse al conjunto de individuos de la misma especie; por ejemplo, en «los ecuatorianos», «los estudiantes», «los profesores» y «todos» se incluye a hombres y mujeres. En «los perros» y «los gatos» se menciona a los machos y las hembras. Es decir, cuando los términos de género masculino tienen carácter colectivo o genérico incluyen a hombres y mujeres, machos y hembras.

Una de las leyes gramaticales de la lengua española establece la posibilidad de referirse a un colectivo mixto (hombres y mujeres) por medio del género gramatical masculino (los alumnos, los asistentes). 

Con la aplicación de esta norma, que no es de ninguna manera discriminatoria o sexista, se evita la redundancia en contextos en que es evidente la mención de ambos sexos y permite la concisión, claridad y belleza del lenguaje escrito y hablado. Además, se eluden problemas de sintaxis y de concordancia.

En determinados textos o alocuciones sí es necesaria la alusión de los dos géneros para evitar ambigüedades y hacer énfasis en que se necesita, por ejemplo, la presencia de los dos grupos: Se solicita que todos colaboren con el orden y aseo del plantel; por lo tanto, los alumnos y las alumnas deben participar en la minga de limpieza.

Mención de los dos géneros
«Los niños y las niñas», «ecuatorianos y ecuatorianas», «ciudadanos y ciudadanas», «alumnos y alumnas», «todos y todas» son frases que se emplean en el lenguaje político y también administrativo.

Los políticos prefieren el uso de los desdoblamientos de algunos sustantivos porque así hacen énfasis en el trato igualitario de hombres y mujeres; y, por ende, a lo que suele denominarse como comunicación no sexista.

El Género no marcado
La Nueva gramática de la lengua española (2009) indica que el masculino es en español el género no marcado, y el femenino, el marcado. Así, el género no marcado incluye a seres de ambos sexos; y el marcado, solamente a seres del sexo femenino. Por lo tanto, es innecesario el circunloquio que se hace al construir frases con sustantivos de persona que manifiesten los dos géneros (mis hijos y mis hijas), pues el género no marcado, reitero, incluye a los individuos de uno y otro sexo.

No obstante, por analogía con la frase de saludo «damas y caballeros» (empleo vocativo), la doble mención de géneros (señores y señoras, ministros y ministras) se puede percibir como señal de protocolo o cortesía. Con excepción de este uso vocativo, el circunloquio resulta artificioso.

Fuentes: Diccionario panhispánico de dudas y nueva gramática de la lengua española, de la real academia española y la asociación de academias de la lengua española.

Dibujo de: Stephen Gardner, tomada del blog SKETCH OF THE DAY
Texto tomado de: La Esquina del Idioma Diario eluniverso.com
Guayaquil, Ecuador
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